En las primeras poblaciones de
indígenas de América del Norte se tejieron durante siglos, historias llenas de
magia y mito. Esta cuenta la crónica de cómo se liberaron de una extraña
criatura marina, con la ayuda de un loco y sabio ermitaño y la determinación de
toda una tribu. Unidos aprendieron como
la naturaleza es más sabia y efectiva que todas las armas del hombre.
Entre
las increíbles historias que se contaban en las altas sierras los grupos de
indígenas, había una en especial que los niños siempre querían escuchar una y
otra vez y los mayores los deleitaban con su cuento mezclado con leyendas
mágicas. Comenzaban la historia con una anécdota de los cazadores cuando
siguieron el rastro de un animal y llegaron hasta el mar en pleno invierno,
descubriendo que en las costas del Pacifico, existía una enorme criatura que
aguardaba el paso de la ballenas grises en las épocas de frío. Vieron como miles de ellas llegaron procedentes
de las heladas aguas del Norte y supusieron que se dirigían a los cálidos mares
del Sur de las Californias. A esta
extraña criatura la llamaron “el gran dragón”. Estos antepasados que por
casualidad habían logrado verlo, lo describieron como un animal gigante y
solitario, de cabeza en forma de triángulo, cuello angosto y largo con cuerpo
abultado en la espalda y que le seguía
una larga cola muy ágil. En el
mundo de la tierra jamás se había visto algo parecido. Era una bestia salvaje y
malvada según los testigos que lo vieron desde las altas colinas sin atreverse
a acercarse a la playa. Pero gracias a
ese viaje habían descubierto un valle rico en alimentos y de clima agradable
que rápido cautivo a los indígenas y se lo mostraron al jefe de la tribu. Esta
era una historia muy famosa de cazadores y un dragón, pero la verdadera historia
estaba por comenzar y todos serían los protagonistas.
El Cielo, el valle, el mar, la sierra, flora y fauna.. Todos unidos en el libro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario